
Las mujeres guardan la luna en la planta de los pies.
Los hombres la buscamos desordenadamente en los senos,
en el sexo, en los ojos, a lo largo de sus piernas, en el hueco de sus hombros...
y ellas andan descalzas y la luna en sus plantas
sube y baja del talón a los dedos:
navío al garete, niño furioso y riente,
la esquiva luna en las pequeñas plantas,
con misterios crujientes,
con esa carga de toros y de recién nacidos,
de bestias y de hombres...
nos bastaría besar las plantas del talón a los dedos
y llenarnos de luna la glotis, el esófago;
la vieja luna invadiendo las entrañas;
atragantando de claridad
la vida entera...
Me encanta abrir mi casilla de correos por la mañana y leer tus hermosos poemas Antonio, no dejes de hacerlo, gracias.
Para visitar su espacio: http://anbisa7.blogspot.com/
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